Galicia reabre su mayor cueva natural, con leyenda propia

La cueva del Rei Cintolo, en Mondoñedo (Lugo), reabrió este 5 de marzo su campaña de visitas guiadas, para las que el Ayuntamiento de Mondoñedo cuenta con la colaboración de la Federación Galega de Espeleoloxía. Inicialmente las visitas serán solo los viernes, sábados y domingos, a las 12.00 y a las 17.00. Cuando entre en vigor el horario de verano se ampliarán los turnos de visita, con uno más a las 18.30. La novedad de este año es que podrán entrar en la cueva niños a partir de los 11 años. El coste es de 15 euros por persona.

Las visitas, con una duración aproximada de una hora y 15 minutos, se llevarán a cabo en la galería central de la cueva, sobre un recorrido de 300 metros. Para realizarlas es necesario no tener problemas de movilidad. Se exige reserva previa, llamando al teléfono de la Oficina de Turismo de Mondoñedo (982507177). Para realizar la visita es necesario llevar calzado cerrado con fondo de goma para evitar resbalones. Se recomienda además llevar ropa que no importe ensuciar e incluso una muda para después de la visita. Además es obligatorio utilizar mascarilla quirúrgica, FFP2 o equivalente (no son válidas las de tela). En la cueva se proporcionan casco con iluminación, guantes y un mono desechable, así como los complementos de higiene correspondientes a cada uno de estos elementos. El aforo se adaptará a la normativa sanitaria vigente en cada momento.

Con seis kilómetros de laberínticas galerías, esta cueva situada en la localidad de Argomoso, a 7,5 kilómetros de Mondoñedo, es la más grande de Galicia. Es de origen cárstico, pero destaca además la presencia de pizarra. Sus aguas interiores alimentan pequeños lagos y el río Celtas. A lo largo del recorrido se pueden encontrar las habituales formaciones de estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas y banderas. Considerado como un «santuario» de la espeleología gallega, a su valor geológico y arqueológico (con la aparición de restos humanos del paleolítico superior) suma el cultural, como objeto de una conocida leyenda.

Cintolo gobernaba en tiempos por aquellos lares en una ciudad que se llamaba Bría. Tenía grandes riquezas y una hija muy hermosa que se llamaba Manfada, querida por nobles y plebeyos por sus bondades. Muchos príncipes y grandes señores acudían a rendir visita al rey por ver si podían casarse con su hija pero Cintolo no tenía prisa por casarla, ni la princesa por casarse. Sus pretendientes eran hombres rudos que habían ganado su fama y posesiones por la guerra, sublevación o asesinato, lo cual no aumentaba su valía a los ojos del rey.
Una mañana llegó a Bría un joven conde acompañado de unos pocos escuderos, entre los que había jóvenes y viejos, y que era del gusto de la princesa y de su padre. Pero al poco llegó otro grupo de hombres de armas que acampó en la plaza como si fuera tierra conquistada. Su jefe, hombre cruel y ya mayor, envió un mensaje a Cintolo exigiendo la mano de su hija para el rey Tuba de Oretón y advirtiendo de que si no accedía asaltaría el castillo.
El joven conde se ofreció al rey para luchar contra él por el amor de la princesa, confiado en que las ‘boas fadas’ (buenas hadas) le ayudasen en su esfuerzo. Pero Tuba era un brujo. Reunió a sus consejeros, también brujos, y lanzó un encanto para vengarse de Cintolo. A los pocos minutos se produjo un gran estruendo provocado por un trueno y la ciudad se derrumbó sobre las buenas gentes de Bría. Todos perecieron.
El conde, que estaba velando las armas, saltó sobre su caballo y atacó al rey brujo, al que atravesó con su espada. Pero al volver al castillo vio que en su lugar había una gran caverna. Entró en ella y sólo encontró grandes piedras y fantásticas columnas pero Brías había desaparecido. Desde entonces, en la cueva hay un encanto, una princesa rubia que puede ser vista al amanecer por el mortal de corazón limpio que pase por allí. Si puede desencantarla quedará dueño de sus riquezas, pero si falla, será devorado por un monstruo que vive en la cueva.

Más información
www.concellomondonedo.es







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