La concepción y el nacimiento de El Transcantábrico, primer tren turístico de España y el primero del mundo en ancho métrico, supuso un reto en el panorama ferroviario español y una apuesta arriesgada y novedosa por recrear el ambiente de los trenes de la Belle Époque. El primer viaje de El Transcantábrico se realizó a finales de julio de 1983 entre León y Matallana de Torío. El nombre del tren se inspiró en la obra homónima del escritor leonés Juan Pedro Aparicio, que relataba un viaje del Hullero, el antiguo tren de pasajeros que circulaba diariamente entre León y Bilbao por la histórica línea de La Robla, creada originariamente para transportar carbón de las cuencas leonesas y palentinas hasta las factorías siderúrgicas bilbaínas.
Para la construcción de El Transcantábrico se rescataron, y remodelaron para adaptarlos al nuevo uso, coches antiguos, algunos de gran valor histórico, que estaban almacenados en diversos talleres y hangares. En concreto, fueron 4 coches Pullman que en 1927 había encargado construir la compañía que entonces gestionaba los ferrocarriles vascos a la empresa británica The Leeds Forge. En los primeros viajes el tren circuló con tres coches salón (Salón I, Salón II y Coche Bar), en 1985 se le añadiría el cuarto Salón, el Coche Pub. Posteriormente, en 1992 estos coches pasarían a llevar el nombre de cuatro de las comunidades que atravesaban (País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia). En paralelo, se construyeron 4 coches cama a partir de remolques de automotores diésel MAN. Inicialmente, cada uno de esos coches disponía de 7 compartimentos de literas y un cuarto de baño de uso común. El tren también disponía de un Furgón Generador que abastecía de energía eléctrica y de agua corriente a todo el convoy, y se añadió un coche más para la tripulación del tren y almacén.
Tras cuarenta años de viajes, interrumpidos únicamente por la pandemia, El Transcantábrico, ha realizado 1.511 salidas de 8 días de duración cada una, con un total de 60.510 pasajeros (80% de ellos del ámbito internacional) y 10.577 pernoctaciones a bordo del tren. A lo largo de estas cuatro décadas El Transcantábrico, que realiza sus recorridos por los paisajes más espectaculares de la Cornisa Cantábrica, se ha consolidado como modelo para otros trenes turísticos de lujo y ha favorecido que se conozcan paisajes, pueblos y monumentos del norte de España, lo que ha contribuido al desarrollo turístico de la zona. En abril de 2023 El Transcantábrico Gran Lujo, con la madurez que aportan sus cuarenta años, vuelve a circular por la Cornisa Cantábrica para ofrecer un viaje de 8 días (siete noches) que transcurre, en los dos sentidos, entre San Sebastián y Santiago de Compostela.
La composición actual del tren es de siete coches cama, cuatro coches salón y un coche cocina. Su capacidad máxima es de 32 plazas distribuidas en 14 amplias y lujosas suites dobles que pueden ser
utilizadas también en triple. El Transcantábrico se ha concebido desde su inicio como un hotel de lujo rodante que ofrece al viajero un espacio propio que le permite sentirse como en casa y que, además, cuenta con una tripulación pendiente de cuidar los mínimos detalles. Uno de los aspectos que más valoran los clientes del tren es la gastronomía del viaje. A bordo se realiza, por lo general, una de las dos comidas del día, así como los desayunos a la carta. La otra comida del día se hace en los restaurantes más reputados de las zonas por las que atraviesa el tren.
El Transcantábrico detiene su marcha durante la noche y pernocta en alguna de las estaciones del recorrido (Viveiro, Luarca, Oviedo, Llanes, Cabezón de la Sal y Carranza). Parte de los clientes del tren agradecen la posibilidad de disfrutar de un sueño reparador y otra parte la posibilidad de salir por la noche. Como si de un céntrico hotel se tratara, ya que las estaciones de las ciudades en las que se detiene el tren son muy céntricas. El precio para dos pasajeros en una cabina doble alcanza los 15.000 euros.
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